sábado, 2 de agosto de 2014

REHABILITACIÓN INTEGRAL DEL JARDÍN BOTÁNICO DE MARACAIBO. RECUPERACIÓN DEL PAISAJE CULTURAL COMO PATRIMONIO, OBRA DE ROBERTO BURLE MARX



El trabajo resume los avances obtenidos de la investigación realizada para la redacción del Plan de Rehabilitación Integral del Jardín Botánico de Maracaibo, planteamientos de los sub-proyectos y la puesta en práctica de obras de restauración, rehabilitación y reprogramación, desarrollados entre 2009 y 2014, que han permitido la reapertura parcial del jardín en su 30 aniversario.

Este jardín es único en su estilo, entre otras cosas, por la evidente esencia de los autores Burle Marx y Leandro Aristeguieta, quienes demuestran que la interdisciplinariedad construye paisaje. Gracias a este enlace se crea un Jardín con alto valor botánico-científico-artístico, que busca en primer lugar dar a conocer y preservar el bosque seco tropical.

Estos valores claman por intervenciones que en inicio se pautan bajo la posición de tomar en cuenta los recursos de gestión y protección del patrimonio para la protección de la belleza del carácter de los lugares y paisajes debido a su valor e interés cultural, como rezan documentos de la UNESCO, Carta de Venecia, así como la Carta de Florencia, como instrumento importante en la restauración y protección de jardines.  Esto sin dejar a un lado el valor temporal, la indomable belleza de la naturaleza y un ecosistema que no deja de expresar la inestabilidad y se toma como punto de apoyo para la toma de decisiones, que comprende el paso y huellas del tiempo como elemento indiscutible en la rehabilitación sobre un jardín de la modernidad.


Así se inician obras en 2012 con el Plan de la Fundación Jardín Botánico de Maracaibo y el apoyo y patrocinio mixto. Desde noviembre de 2013 se toma un nuevo reto, continuar las obras de rehabilitación, mientras se abre la ventana de apertura al público, con la finalidad de complementar este paisaje, reconocer la flora y fauna en su hábitat, para así lograr su conocimiento y preservación.

Carla Urbina1, María Villalobos2

1 Fundación Jardín Botánico de Maracaibo: carla.urbina@gmail.com
2 Botanical City: contact@botanicalcity.org

Palabras clave: Paisaje, Rehabilitación, Burle Marx, Aristeguieta, Urbanismo Botánico

« Me resta el recurso de divulgar, con todas mis fuerzas, el descalabro. Me resta la oportunidad de que alguien con poder de decisión me escuche y, principalmente, me resta la esperanza de una concientización del hombre de que él no es señor de una naturaleza que no va a acabar nunca. Al contrario, depende de ella para su equilibrio y su propia sobrevivencia[1]. » Roberto Burle Marx

1. INTRODUCCIÓN.
EL JARDÍN BOTÁNICO COMO UN SISTEMA DE ENCUENTROS, A TRAVÉS DE SU CONTEXTO HISTÓRICO, PAISAJÍSTICO INSTITUCIONAL.

Debemos a la conjunción de Roberto Burle Marx y Leandro Aristeguieta y la invención del Jardín Botánico de Maracaibo (JBM). Burle Marx, brasileño genio creador de invaluables invenciones artístico-botánicas. Aristeguieta, hombre venezolano de conocimiento y forjador de notables estructuras institucionales y científicas.

Roberto Burle Marx (1909-1994), es reconocido en el mundo de las maneras más diversas. Unas veces, como prolífico paisajista autor de más de 2.500 parques y jardines. Otras veces como un apasionado por el descubrimiento y puesta en valor de la riqueza botánica local, al punto que cerca de 53 especies vegetales están ligadas a él o llevan su nombre. Algunos sectores que parecieran compartir una percepción limitada de su obra, si bien la reconocen como única en su clase y de relevancia mundial, se conforman con definirlo como pintor, quizá restando valor u obviando factores importantes en la obra de alguien que además de artista quería ser educador.[2] También abundan expresiones más sentimentales, cargadas de afecto y gratitud como la del "Jardinero de América", la cual fue asumida por los organizadores de la exposición en celebración del Cincuenta Aniversario del Parque del Este de Caracas (2012), en Caracas, Venezuela. Los mayores conocedores de su obra, como Lauro Cavalcanti, lo califican como el inventor del jardín tropical.

Leandro Aristeguieta, fue un botánico dendrólogo de la primera promoción de biólogos de la Universidad Central de Venezuela (1950), en la que años más tarde fundó la cátedra de Arquitectura Paisajista en la Facultad de Arquitectura; como líder institucional, fue Presidente de la Academia Nacional de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales,  así como de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales; como investigador, publicó numerosas obras sobre la flora venezolana, entre los que destacan por ejemplo Árboles Ornamentales de Caracas (1962). Hoy por hoy, la abreviatura "Aristeg". suele emplearse para indicarlo como autoridad en la descripción y clasificación científica de determinadas especies; como gerente, se apasionó por la implantación y mantenimiento de espacios e instituciones para el estudio y exhibición de la riqueza botánica del país; como biólogo conservacionista, participó en diversidad de proyectos, especialmente en la ornamentación del Parque del Este en la Caracas de los años cincuenta, donde ocurre la conjunción que determina la invención del jardín que nos ocupa.

Cada uno en su búsqueda y desde sus ópticas botánicas y artísticas, unen esfuerzos a finales de los años setenta, para la creación de un jardín botánico en pro de la preservación de un tipo particular de ecosistema que se encuentraba amenazado. Se trataba del Bosque Seco Tropical, el cual, en aquel momento, por un lado sufría amenazas botánicas como consecuencia del indiscriminado crecimiento urbano de la Ciudad de Maracaibo, mientras por otro lado, enfrentaba las consecuencias de una percepción negativa generalizada de la sociedad para con su flora local. Tal situación y preocupación botánico-cultural, claramente expresada por Aristeguieta en "Llegó la hora de sembrar cujíes" (1980), encontró rápido eco en un Burle Marx que había dedicado toda una vida a transmitir a través de su trabajo como la naturaleza, especialmente la local, ofrecer a los ciudadanos, la oportunidad de descubrir dimensiones inesperadas de sus propias identidades.

Sobrevenida tal conjunción de intereses y voluntades, era menester articular el paisaje institucional que permitiera la acción. En tal sentido, es en 1973 cuando se consolida la disponibilidad de los terrenos para el desarrollo del JBM, en el corazón de la concentración de Bosque Seco más importante de la región zuliana, en las proximidades del área urbana de la ciudad de Maracaibo. Esto fue posible gracias a la primera donación de terrenos realizada por parte de las compañias Shell y Maraven, a la recién creada Fundación Jardín Botánico de Maracaibo (FJBM), una organización sin fines de lucro y presidida en sus origenes por el Dr. Rafael Casas. Es así como, tras casi una década de trabajo, ya para 1980 todo esta listo para la inauguración del penúltimo jardín botánico construido en Venezuela y el último jardín botánico que, junto a sus colaboradores de siempre, Burle Marx ejecutaría en vida. Tal grupo incluyó a profesionales de la talla de José Tabacow, Haruyoshi Ono, George Bunting, Robert Haywards, Ernesto Foldats, Pablo Emilio Colmenares, Francisco Arboleda, Alicia Ferrer y Germán Ferrer, entre otros.

No fue aquella una inauguración ordinaria, en aquel momento presenciaba Maracaibo la creación de un jardín-escuela, de un modelo de vida-escuela de subversivo poder. El acto de inauguración del JBM, el 24 de octubre de 1983, fue diseñado como la ceremonia de grado, de la que sería la primera y única promoción de la Escuela de Horticultura del Zulia. Esta fue concebida no con un elemento más en el programa del jardín, sino como la razón de ser, el mecanismo de vivir y la misión de vida de esa nueva clase de jardín botánico; donde el aprendizaje era pensando y motivado desde la acción y la interacción con lo vivo; lejos de la lógica de un remoto y estático laboratorio o biblioteca y cerca de una estética y una botánica en constante transformación.

No obstante, tras un breve periodo de esplendor sobrevino una historia de inestables permanencias, una secuencia de vicisitudes, efímeros goces y dramáticas transformaciones físicas, botánicas y programáticas. Es justo allí, en el encuentro con este jardín botánico, donde germina la inquietud que funda el interés y experiencia del presente trabajo. De la «ambigua melancolía » que sacude al verlo. En él, todo lo familiar a la naturaleza y cultura tropical-amazónica y mágico-realista, puesto al servicio del arte y de la ciencia, se encontraba trastocado, desatendido, desajustado, al borde de la desaparición. Esta situación inducía una urgente perplejidad y alarma ante lo ilimitado de las consecuencias que, en el paisaje cultural, parece tener nuestra paradójica práctica constante de destrucción y preservación de lo botánico-natural, de menoscabo y defensa de lo artístico-cultural.

En el JBM, luego de años de violencia institucional, abandono e incomprensión del valor del patrimonio natural, una decisión intempestiva gubernamental, acabó por clausurar el jardín en el 2011, queriendo convertirlo en parque de recreaciones acuáticas de dudosos beneficios estéticos y científicos, que atentan contra el patrimonio que el jardín representa. He aquí el primer gran reto, uno marcado por la inestabilidad institucional de gran escala de aquellas organizaciones que, paradójicamente, están llamadas a garantizar la permanencia de lo propio, lo familiar, lo esencial.

El segundo tipo de desafíos que enfrenta el JBM, viene marcado por las transformaciones botánicas y estéticas que han ocurrido y ocurren, propias de la vida de una naturaleza en reinvención constante. Allí los senderos diseñados por Burle Marx habían sido cubiertos por una maleza en flor; las zonas de vida destinadas a preservar especies locales, habían crecido y sobrepasado su escala inicial; los espacios científicos del Cuadro filogenético, habían sido reemplazados por plantaciones productivas de yucca filamentosa. En tal sentido, el sobresalto es aún mayor, cuando constatamos que las circunstancias enfrentadas por el JBM, no son ni una excepción ni una práctica pasada. Sobre este tema, algunas de las voces más interesantes en el ámbito internacional son las de Giulio G. Rizzo[3] y Rossana Vaccarino[4]. Ambos se esfuerzan en invitar a trabajar en propuestas alternativas que incluyan los múltiples retos que supone la preservación de la obra Burle Marx que, por ejemplo, pocas veces dejaba registros fieles de lo que ejecutaba, pues creía en la espontaneidad de la toma de decisiones en campo y en los cambios constantes del proyecto.

El tercer tipo de retos que enfrenta el JBM están relacionados a la ambigüedad de lectura de la composición formal y de la experiencia cognoscitiva-artística. Este sentimiento de confusión, de indeterminación, se ve acentuado por la condición del jardín de obra inacabada o en continua construcción, como la naturaleza, como un ser vivo. Si bien la mayoría del proyecto, que ocupa un área de 108ha, fue realizado según las directrices de Burle Marx y sus colaboradores, existen zonas en blanco y fragmentos inconclusos o destruidos, donde la lectura de los bordes entre el proyecto original y la obra de la naturaleza en el tiempo son casi imperceptibles.

Dados estos retos: ¿Preservar significa restaurar el estado original?  ¿De qué estado original se trata, cuando la imposibilidad de reconstruir estados originales parece ser, no solo insalvable, sino ajena a los principios de diseño del líder creador y sus colaboradores? ¿Cómo volver a lo «original» si las relaciones entre lo institucional, lo artístico y lo botánico se han transformado? ¿Podemos partir de la necesidad de un enfoque intermedio, dispuesto a preservar no el producto final, sino la noción del jardín como «experiencia creativa» , es decir, una que cambia en el tiempo guiada por principios fundadores? ¿Se detiene el legado de tales principios en la frontera del jardín o sobrepasa, un tal legado, los límites físicos ? He aquí los enigmas que guían el la investigación, el sueño y la acción, en el JBM.


2. DISCUSIÓN Y DESAROLLO.
EL JBM COMO SISTEMA DE PAISAJE URBANO HACIA SU PRESERVACIÓN DE LARGA DURACIÓN HISTÓRICA EN SU CONDICIÓN DE PAISAJE CULTURAL.

El JBM se concibió como espacio para la biodiversidad, conservación, conocimiento e innovación que preserva y valoriza especies nativas. En términos de organización, al igual que el Parque del Este, las 108ha del JBM, se articulan según la correspondencia ecológica de las especies. Si bien la paleta de hábitats propuesta es diferente en cada jardín debido a su uso (uno como parque y otro como jardín botánico), es compartida la lógica que permite exponer lo más representativo de la flora y fauna de Venezuela. Así como también es compartida la metodología utilizada, ya que el diseño de ambos jardines fue realizado a partir de investigaciones botánicas en los diversos ambientes naturales del país.

Descrito de manera prosaica, el diseño del JBM incluye las siguientes áreas: 1) Zonas de vida, como: región guajira, llanos venezolanos y bosque húmedo de la América tropical, interconectados por una red de lagunas y cursos intermitentes de agua. 2) Colecciones especiales: crassuletum (único en el mundo por sus dimensiones, valor artístico y botánico), botánica económica, monocotiledóneas arborescentes, conservatorio, trepadoras, plantas acuáticas, flora exótica y árboles de corteza ornamental. 3) Cuadro filogenético del reino vegetal: recorrido didáctico por la historia del reino vegetal desde la casa de los helechos, hasta el orquideario 4) Zona de reserva del bosque autóctono de la planicie de Maracaibo 5) Centro hortícola: receptor de colectas de excursiones botánicas, propagación, herbario, biblioteca. 6) Escuela de horticultura ornamental, única en latinoamérica 7) Zona de recreación, destinada a la apreciación e interpretación de la naturaleza nativa, dotada de la zona de juegos de niños (Castillito), café del jardín, baños, bancos, mesas de ajedrez, laguna de los lotos, paseos.

No obstante, más allá de unas áreas listadas de forma nominal y segmentada del JBM, e incluso más allá de una descripción ilustrada de los principios de articulación y componentes de diseño generales de un jardín botánico, tal y como concebidos por Burle Marx, el jardín botánico por sí mismo es una tipología paisajística de larga duración histórica, que nos hace cuestionar:  ¿Qué estaba y está en juego en un jardín botánico donde la fragilidad institucional, las transformaciones artístico-botánicas constantes y las ambigüedades de la lectura de la composición, retan la concepción e implementación de un plan de preservación de larga duración? ¿Cuál es el aporte artístico-cultural actual del Jardín Botánico de Burle Marx como paisaje cultural?

Un jardín botánico es hoy una institución que alberga en un área determinada y documenta una colección de plantas vivas para la investigación científica, conservación, exhibición, educación y recreación. Esta tipología paisajística, vista en retrospectiva, data de por lo menos cinco siglos de historia y va desde el orto botánico de Pisa (1544), el de Florencia (1545),  jardín medicinal de Padova (1545), hasta el futurístico proyecto de exhibición botánica conocido como "El Edén" (2000). Debido a la complementariedad existente entre la obra de diseño y la obra escrita, una de las posiciones que ocupa el tiempo de análisis es el trabajo de renovación de Jardín Botánico de Puerto Rico de James Corner (2009). En texto y proyecto, Corner reivindica la idea de un Botanical Urbanism como estrategia para la preservación y reinvención del jardín botánico en el siglo XXI, en tanto que tipología paisajística de larga data.

Corner pone en evidencia cómo las relaciones entre la escala del jardín botánico y de la ciudad son evidentes, a partir de la evolución de los elementos formales del jardín. Así, el jardín botánico aparece como una especie de modelo reducido del mundo, es decir, como si se tratara de un proceso de transfiguración del mundo en jardín botánico. Ante tal noción de modelo reducido, el jardín botánico sería el resultado de un proceso de conocimiento sintético y no analítico, es decir, un gran viaje a la inmensidad contenida en la pequeña escala de un jardín que es metáfora de su mundo. Por ejemplo, Corner nos explica cómo la ciudad reticulada recuerda la estructura clásica de los rosales, los jardines radiales del barroco parecen preceder la ciudad del Barón Haussman, los alineamientos jerárquicos en forma de árbol pueden ser relacionados con la organización racional de las ciudades bajo los mecanismos de zonificación, entre otros. La propuesta para el Jardín de Puerto Rico invita a leer entre líneas que, la operación de supervivencia es solo posible si las estructuras y componentes del jardín se transforman, expanden y reconectan con la escala del paisaje urbano. Si bien la transfiguración de escala subyacente en el trabajo de Corner, son en principio basadas en la extensión de las estructuras formales del jardín histórico, también es cierto que la proposición de desarrollo en etapas y capas, permitiría el avance progresivo de una conectividad ecológica.

Esto último deja abierta la posibilidad de conectar tal visión de transfiguración de una escala a otra, con aquella de un Burle Marx que se interesa por la lectura de las plantas como comunidades organizadas en provincias botánicas, que corresponde a los paisajes regionales donde se implantan sus jardines científicos. El rol de lo formal de armaduras botánicas, los sistemas de lagos y lagunas, representan la articulación programática del paisaje y la producción de conocimiento a partir de enclaves botánicos. Todo esto en el marco del nuevo impulso que en el ámbito paisajístico global existe por el redescubrimiento de la obra del maestro brasileño, más allá de la bien documentada contribución a la creación de una estética del paisaje tropical[5], y cerca de una lectura original sobre la riqueza y complejidad de la obra en el campo de la ecología. Es allí en ese enfoque emergente e innovador sobre el legado de la obra de Burle Marx, como transición de lo moderno a lo ecológico[6], donde el Jardín Botánico de Maracaibo, ofrece quizá la oportunidad de contribuir, con humildad, al gran debate, al tiempo que encuentra para sí un futuro sustentable.

He aquí las interrogantes que orientan el desarrollo de los argumentos operativos y la puesta en acción reflexiva del Plan de Rehabilitación Integral (2009). Un plan diseñado por quienes escriben como resultado y puesto en acción por un equipo que, aún en circunstancias de clandestinidad legal, permanece comprometido con la preservación del jardín. Dicho grupo está liderado por François Galletti como Presidente de la Fundación JBM y Carla Urbina como Directora Ejecutiva, con la participación de Pablo Emilio Colmenares, Jesús Lombardi, James Silvester, Ricardo Vargas Montiel y David Morales; la coordinación de campo de Juan Marrufo, la Coordinación de Medios de Daniel González y la asesoría técnica de Fernando Reyes, Jackie Pérez, Lourdes Peñaranda y María Villalobos. Todos junto a la asesoría general de Alicia Ferrer, quien trae consigo al presente, el conocimiento y la determinación de los maestros creadores.

El Plan de Rehabilitación Integral (2009), tal y como presentado en el Congreso Internacional de la IFLA en Río de Janeiro (2009), ha sido articulado para permitir una doble lectura. De forma horizontal, el plan articula la acción, a partir de tres exploraciones. En primer lugar, bajo el título de "Indispensable Belleza", se reflexiona y diseñan las acciones de restauración del patrimonio botánico-artístico. En segundo lugar, enmarcado en la especulación sobre lo que significan las "Sinergias Sistemáticas", se determinan los criterios necesarios para la rehabilitación de la infraestructura y servicios destruidos por actos vandálicos, tomando en consideración el aporte y pertinencia del uso de nuevas tecnologías en temas de desempeño sustentable. En tercer lugar, se explora la noción de "Libertades Alternas", con el objetico de disipar la potencial sombra de obsolescencia programática que pudiera cubrir el jardín botánico como tipo paisajístico. Se persigue, de esta forma la redefinición del rol del jardín, según los requerimientos actuales de espacio público metropolitano. Así como también, se reflexiona sobre el tipo de adaptación e inclusión de nuevos mecanismos de acceso, divulgación, organización y conexión.

De manera transversal, el plan se ocupa del jardín botánico como paisaje cultural de larga duración histórica, a partir de dos líneas de pensamiento. En primer lugar, enmarcado en una reflexión sobre una posible "Ciudad Botánica", se plantea el jardín botánico, como un sistema de relaciones que escapa a su física. Así, la conciencia sobre la evolución de jardín botánico desde sus orígenes renacentistas como "microcosmos del universo" (en tanto que síntesis del mundo), permite la toma de decisiones del día a día en un jardín que no es entendido como producto inalterable del arte y la ciencia. Se trataría pues de ese jardín botánico cultivado por Burle Marx como uno de permanente inestabilidad. Es decir, un proceso creativo sensible a las transformaciones constantes de las relaciones entre los seres que le dan vida, las condiciones de los ámbitos en los que dichos seres viven y las actividades que estos realizan, en una escala vasta y abierta en términos de espacio y de tiempo. En segundo lugar, la lectura transversal del plan incluye la idea de los "Cultivos colaborativos", de manera que los diferentes procesos necesarios para la consecución de las estrategias horizontales, celebren la orgánica formación de alianzas hibridas entre el sector público, privado, académico, artístico, más allá de dicotomías políticas y sociales. De forma que el estudio y la vida en el JBM, acerque a un sistema en el que naturaleza y hombre, arte y ciencia, unos y otros, se reconozcan como ecologías y no como dicotomías. Se trataría entonces de una gestión de preservación de lo artístico-botánico que incumbiría no a una improbable condición original, sino a todos sus precedentes y sucesivos instantes, seres y usos; lo histórico incluiría dentro de sí la transformación por venir y se presentaría a la vez como prototipo de él mismo y como su transformación en el tiempo.

3. RESULTADOS.
EL JBM COMO UNA UTOPÍA OPERATIVA EN MOVIMIENTO


Fruto de los esfuerzos de diseminación en el mundo académico nacional e internacional y la organización de actividades y eventos en la ciudad de Maracaibo, entre otras acciones, hicieron posible la restructuración administrativa de la FJBM en septiembre del año 2011 y hasta la actualidad. A partir de ese momento, el nuevo grupo directivo adoptó como guía de acción el Plan de Rehabilitación Integral (2009). Dicho Plan, hasta el momento ha servido como guía y a la vez de ser alimentado por las experiencias, ha permitido, no sólo asegurar notable exposición internacional y premios regionales y nacionales, ha incrementado la atención en medios de divulgación, así como el apoyo y aporte mixto, a través de la figura de #AmigosDelJardín. La reapertura del jardín en el mes de noviembre del año 2013, se concibe en el Plan, no como punto final de un proceso, sino como primera fase de una rehabilitación en movimiento.

Hoy este movimiento dirigido por el renovado equipo gerencial, puede contar que la "Indispensable Belleza" representada por el Crassuletum, en la laguna de los Lotos y la zona de árboles de corteza ornamental, ha vuelto a la vida ; la yucca filamentosa no cubre ya el área destinada al Cuadro Filogenético y el proceso de diseño para su restauración esta en marcha. Las "Sinergias Sistemáticas" continúan ocurriendo con la rehabilitación de caminerías, habilitación de los itinerarios de circulación peatonal y apreciación de las especies botánicas, puesta en funcionamiento de los sistemas de agua. El trabajo por la construcción de "Libertades Alternas" ha permitido la puesta en servicio la Ruta Ecológica de Maracaibo, la cual enlaza diferentes atractivos ecológicos de la ciudad y permite a la ciudadanía el acceso público al JBM; la ruptura de la melancólica soledad que invadía al jardín, gracias a sus más de 500 vistantes por fin de semana, sus 1695 Facebook likes, 2811 seguidores en Instagram, 1162 seguidores en Twitter, que marcan una influencia Klout del 62% y los más de 100 voluntarios estudiantiles y comunitarios[7].

Actualmente, la zona de juegos infantiles, está siendo restaurada. El Castillito, es una de las obras insignes del JBM, tanto por su valor estético, cultural, recreativo, social y funcional, como por ser una de las pocas obras civiles de juegos, desarrolladas por Burle Marx que aún hoy siguen en pie en Latinoamérica. Es así, que la intervención rigurosa en el rescate de esta zona tiene una repercusión, local, regional, nacional e internacional. El espacio helicoidal de usos múltiples, es una de las estructuras arquitectónicas más complejas del JBM y de los principales atractivos recreativos. Los espacios de juegos, toboganes, escalinatas, mirador, anfiteatro central, aulas de clases al aire libre, espacios de escalada, volverán a estar abiertos para el disfrute de todos en el 2do trimestre del 2014.

4. CONCLUSIONES
EL JBM MAS ALLÁ DE SUS MUROS

Más que una conclusión, una reflexión, un punto de vista, una forma de vivir. El jardín botánico que Aristeguieta y Burle Marx, es no sólo patrimonial en sí, sino que visto en prospectiva es un sistema paisajístico de comportamientos físicos, botánicos y programáticos, capaces de guiar no la preservación de un punto en el espacio y en el tiempo, sino de un territorio, de un paisaje urbano, en constante cambio.

Tanto para Burle Marx como para Aristeguieta, uno de los roles mas importantes de los jardines botánicos, era el materializar grandes líneas de una política de preservación de la riqueza natural. La provincia dedicada a la protección del bosque seco en del jardín de Maracaibo es, sin duda, un claro gesto de esta convicción del jardín como defensor y protector de las riquezas botánicas en el tiempo. Hoy por hoy, el JBM se convierte en el principal remanente de la cuenca del Lago de Maracaibo. Situación que expone el gran valor ecológico cuando comprendemos que el Bosque Seco es uno de los ecosistemas más amenazados en Sudamérica.[8]

La labor ecológica del JBM no se mantiene allí, es por eso que su rol de preservación, reproducción y propagación de especies endémicas y adaptadas al clima debe ser uno de sus principales objetivos, de tres formas concretas. En primer lugar, se sugiere la visualización del jardín a la escala del paisaje urbano como un mecanismo pedagógico, frente la inestabilidad institucional de gran escala. En tal sentido, resulta clave la transfiguración del comportamiento de las macro provincias botánicas del jardín hacia la escala de las macro zonas urbanas, expandiendo y fortaleciendo los hábitats endémicos. En segundo lugar, apreciar el jardín como un juego artístico, capaz de dar sentido a las transformaciones botánicas y estéticas de un paisaje urbano inestable. Esto ocurriría mediante la extensión de las armaduras botánicas o sistema de lagos y lagunas del jardín, en términos de continuidad y conectividad artístico-botánica, hacia el la paisaje urbano de quebradas hasta el lago. En tercer lugar se proyecta al jardín como sistema de comunicación de la inestabilidad de la naturaleza, como facilitador de la inteligibilidad del paisaje, ante el reto que supone la ambigüedad de lectura de la composición formal y de la experiencia cognoscitiva-artística. De forma tal que la restauración y redefinición de enclaves botánicos o puntos de especialización botánica, como centros de atracción en la ciudad, favorezca la relación de comunicación entre lo vivo, tanto en el jardín como en el paisaje urbano de la Ciudad de Maracaibo.

Finalmente, recordemos que es Aristeguieta quien pública La Ciudad de los Árboles (1995), como parte de la creación del último jardín botánico construido en Venezuela en 1995, y dedicado al estudio de la vegetación del Delta del Orinoco. Una obra que desde su título advierte la ambición de una suerte de Ciudad Botánica, de Mundo Botánico. Sería este un mundo al que llegar desde los jardines de Roberto Burle Marx y las utopías operativas de Leandro Aristeguieta; uno en el cual el arte y la ciencia viven en la armonía propia de la búsqueda constante de equilibrios inéditos.

En nuestro caso, el trabajo se realiza no desde la dualidad de quien investiga y quien diseña, sino desde la multiplicidad de quien documenta y sueña, analiza y proyecta, propone y ejecuta. Con todas las dificultades e indeterminaciones que tal multiplicidad trae consigo. Así como también, con toda la precisión que da un método de observación y análisis que se enriquece de la interacción entre seres vivos humanos o no. Se trata pues de una mirada que valoriza el tiempo. Un tiempo hecho de reinicios constantes y de lecciones que permiten el avance en claridad y substancia. Allí, donde lo único inevitable es ser parte del ahora de un jardín botánico —microcosmo percibido de manera sintética—, así como de un paisaje urbano —macrocosmo examinado con actitud analítica—, en los que la única "ambigua melancolía" parece ser la humana, por que lo no-humano no espera evaluaciones científicas ni evasiones artísticas para crecer, florecer, morir y crecer de nuevo; donde la vida en el jardín botánico de Roberto Burle Marx nos ha llevado desde la inicial "ambigua melancolía" que sacude a quien quiere entender, hasta la actual saudade do futuro que seduce a quien se afana por un mejor futuro.

5. AGRADECIMIENTOS

Si es de agradecer, el máximo agradecimiento es a esta tierra y sus paisajes, que vinculan al hombre y la naturaleza. Esa naturaleza que sale en las postales, pero llevamos en nuestra pasión. Paisaje al que tenemos que respetar y rendir tributo, extendiéndolo al más mínimo rincón de nuestro vivir diario, sea en el campo o en la ciudad. A los maestros que: evidenciaron que nacemos y formamos parte del ecosistema, que la segregación no es natural, y es nuestra misión trabajar en pro del sistema; que el valor de la vida sobrepasa cualquier ambición, vandalismo, invasión, robo; que el conocer te hace preservar. A los amigos, porque entre amigos como lo fueran Aristeguieta y Burle Marx, Ferrer y Reyes, Faria y Morillo, Portillo y Rivas, Villalobos y Urbina, Galletti y los Amigos del jardín, con valores comunes, tomando el viento en contra como mecanismo de empuje, se logran buenas andanzas.  

[1] Burle Marx, Roberto, Arte & Paisagem. Conferências Escolhidas, São Paulo, Nobel, 1987, p. 100.
[2] Oliveira, Ana Rosa, « Bourlemarx ou Burle Marx? », en Arquitextos, São Paulo, Vitruvius, 2001, 02 (13), p. 01.
[3] Rizzo, Giulio, Il gardino privato di Roberto Burle Marx, il Sitio. Sessant'anni dalla fundazione. Cent'anni dalla nascita di Roberto Burle Marx, Roma, Gangemi, 2009.
[4] Vaccarino, Rossana,  « Interpreting and preserving the work of Roberto Burle Marx: in search for new approaches », en Paisagem ambiente : Ensaios, São Paulo, 2002, No. 16, p. 9-41.
[5] Si bien son muchos los autores que se refieren de tal forma a la obra de Burle Marx, dado el contexto del centenario ligado a la exposición que conmemora el centenario del maestro, se sugiere la lectura de :
Rother, Larry, « A new look at the multitalented man who made tropical landscaping an art » en New York Times, New York, 2009, 01-21, p. C1.
[6] Esta noción de transición de lo moderno a lo ecológico es originalmente planteada Jacques Leenhardt. Para mayor detalle se sugiere la lectura de :
Leenhardt, Jacques, « Du modernism à l'écologie », en Roberto Burle Marx. La modernité du paysage, Barcelona/Paris, Actar y Cité de l'architecture, 2011, p. 57-62.
[7] Cifras de abril, 2014
[8] Larreal, Junior, « Squamata reptiles of a fragment of tropical dry forest », en Check list. Journal of species lists and distribution, Viçosa, 2012, 8 (6) : 1220-1224.


6. REFERENCIAS

Barrios, A. (Marzo de 1981). Leandro Aristeguieta. Llego la hora de sembrarcujies en la ciudad de la eterna primavera. El Nacional .

Burle Marx, Roberto, Arte & Paisagem. Conferências Escolhidas, São Paulo, Nobel, 1987.
Comité de la 16th Convencion de Patrimonio Mudial, « History and Terminology », en Cultural Landscapes, New York, Unesco, 1992. http://whc.unesco.org/en/culturallandscape

Corner, James, « Botanical Urbanism: a new project for the Botanical Garden at the University of Puerto Rico » , en  Studies in the history of gardens and designed landscape, New York, Taylor & Francis, 2005, 25.

Freitas, Conceição, « Burle Marx, o inventor dos jardins modernos », en Correio Braziliense, Brasilia, 2009.

Junior T. Larreal, G. A.-Q. (2012). Squamata reptiles of a fragment of tropical dry forest in. Check list. Journal of species lists and distribution .

Leenhardt, Jacques, Dans les jardins de Roberto Burle Marx, Paris, Actes Sud, 2011.

Leenhardt, Jacques, « Du modernism à l'écologie », en Roberto Burle Marx. La modernité du paysage, Barcelona/Paris, Actar y Cité de l'architecture, 2011.

Rizzo, Giulio, Il gardino privato di Roberto Burle Marx, il Sitio. Sessant'anni dalla fundazione. Cent'anni dalla nascita di Roberto Burle Marx, Roma, Gangemi, 2009.

Servicio de Relaciones Públicas de la Università degli Studi di Padova, « The New Garden Proyect », en Orto Botanico di Padova, Centro di Ateneo Orto Botanico, Padova, 2012. http://www.ortobotanico.unipd.it/en/garden/project.html

Oliveira, Ana Rosa, « Bourlemarx ou Burle Marx? », en Arquitextos, São Paulo, Vitruvius, 2001, 02.

Oliveira, Ana Rosa,  « La naturaleza y el jardin en Roberto Burle Marx », en Maranta, San José, Asociacion de Paisajistas de Costa Rica, 2008. http://asopaisaje.blogspot.com.es/2008/04/la-naturaleza-y-el-jardin-en-roberto.html

Rizzo, G. G. (2009). Il gardino privato di Roberto Burle Marx, il Sitio. Sessant'anni dalla fundazione. Cent'anni dalla nascita di Roberto Burle Marx. Roma: Gangemi.

UNESCO. (n.d.). Cultural Landscapes. Retrieved 9 10, 2012, from UNESCO: http://whc.unesco.org/en/culturallandscape

Vaccarino, Rossana,  « Interpreting and preserving the work of Roberto Burle Marx: in search for new approaches », en Paisagem ambiente : Ensaios, São Paulo, 2002, No. 16.


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